¿Qué dices cuando lideras la adoración? Parte 2

Escrito por: Bob Kauflin

Director de Gracia Soberana Música

En el anterior post describí ocho estereotipos de líderes de alabanza que no están muy seguros de qué decir cuando están frente a un grupo de personas. Hoy quiero compartir cuatro razones por las que deberíamos decir algo.

1. Magnificar

Cuando dirigimos la adoración congregacional, nuestra primera responsabilidad es magnificar la grandeza de Dios en Jesucristo mediante el poder del Espíritu Santo. Estamos diciendo junto con David: “Engrandezcan al SEÑOR conmigo; exaltemos a una su nombre” (Sal. 34:3).

Cuando uso la palabra “magnificar”, no me refiero a la forma en que un microscopio magnifica algo muy pequeño, sino a la manera en que un telescopio magnifica algo inmenso que solo parece pequeño a nuestros ojos.

La música puede mover las emociones de las personas, pero no necesariamente las dirigirá a enfocarse en la grandeza de Dios en Cristo. Nuestras palabras pueden ayudar en eso. Muchas veces la gente llega a las reuniones distraída, pensando en todo menos en Dios y viendo a Dios como más pequeño que sus problemas. Además, nuestras mentes son propensas a divagar. Cuando proclamamos con pasión su Palabra, sus obras y su dignidad, Dios se vuelve más grande ante nuestros ojos.

2. Aplicar

La segunda razón para decir algo es ayudar a las personas a ver por qué las verdades que cantamos deberían marcar una diferencia en sus vidas. Esto es parte de la “enseñanza y amonestación” de la que habla Pablo en Colosenses 3:16. Queremos conectar las verdades de la Palabra de Dios y el evangelio con las situaciones que enfrentan las personas. ¿Qué mentiras están creyendo sobre Dios? ¿Qué tentaciones enfrentan? ¿Qué experiencias comunes comparten? Puede ser tan simple como tomar una línea de la canción que acabamos de cantar y explicar por qué debería hacer una diferencia significativa en nuestra vida y perspectiva.

Las aplicaciones específicas suelen ser más efectivas que las generales. Es cierto que “Jesús lo pagó todo”. Pero suele ser más útil decir algo como:

“Algunos de nosotros llegamos esta mañana cargando con nuestros pecados. Puede ser algo que hicimos ayer o hace diez años. Pero esa condenación nos hace sentir lejos de Dios y ajenos a su amor. Escuchen de nuevo: ‘Jesús lo pagó todo’. Eso significa que si has confiado en el sacrificio sustitutivo de Jesucristo por tus pecados, podemos decir junto con David en el Salmo 103: ‘Tan lejos de nosotros echó nuestras transgresiones como lejos del oriente está el occidente’. ¡Ya no tienes que cargar con tus pecados! ¡Jesús lo pagó todo!”

Cuando buscamos aplicar lo que estamos cantando, debemos procurar que nuestros comentarios sean pastorales y persuasivos. Es decir, no solo estamos declarando verdades, sino cuidando las almas de las personas. Y no hablamos de manera indiferente; queremos persuadir a quienes estamos guiando de que las verdades que cantamos, acompañadas de fe, son herramientas poderosas en las manos de Dios para renovar nuestras mentes y corazones.

3. Aclarar

En 1 Corintios 14:7-8, Pablo dice que debemos asegurarnos de que las personas entiendan lo que está ocurriendo en la reunión. Esto nos lleva a la tercera razón para hablar: la claridad. Cualquier liturgia realizada sin entendimiento puede convertirse en un ritual sin vida para quienes están presentes. Y, contrariamente a la creencia popular, explicar las cosas no tiene por qué apagar al Espíritu. De hecho, puede ser algo bíblico. Tomarnos el tiempo para aclarar lo que la gente podría no entender o para darle peso teológico a palabras y acciones que podrían pasar desapercibidas es valioso. Aquí hay algunas preguntas que podemos responder:

  • ¿Por qué cantamos la última canción?
  • ¿Por qué vamos a cantar la siguiente canción?
  • ¿Por qué estamos haciendo algo diferente a cantar?
  • ¿Por qué estamos haciendo algo distinto a lo habitual?
  • ¿Qué acaba de pasar?

Podemos explicar letras o frases poco comunes (“Aquí levanto mi Ebenezer”), así como términos comunes pero profundos (gracia, misericordia, gloria). También podemos aclarar cuestiones como:

  • ¿Por qué no hacemos esto solos en casa?
  • ¿Por qué cantamos?
  • ¿Qué deberíamos estar haciendo con nuestro cuerpo mientras cantamos?
  • ¿Qué estamos aprendiendo como iglesia?

4. Inspirar

La cuarta razón para hablar entre canciones es inspirar a quienes estamos guiando (aunque no siempre tenga ese efecto).

  • Busquemos inspirar fe en Dios, porque sin fe es imposible agradarlo (Heb. 11:6).
  • Busquemos inspirar esperanza en Dios, porque estamos llamados a abundar en esperanza (Rom. 15:13).
  • Busquemos inspirar amor por Dios, porque amar a Dios es el mayor mandamiento (Mt. 22:36-38).

Si tienes preguntas o comentarios sobre lo que he escrito aquí, siéntete libre de compartirlos. En mi próxima publicación, compartiré una serie de pensamientos y prácticas que me han ayudado a lo largo de los años.

Puedes leer la primera parte de esta serie aquí.

*Originalmente publicado por Bob Kauflin en worshipmatters.com