Reflexiones sobre un llamado a la adoración

Escrito por: Bob Kauflin

Director de Gracia Soberana Música

Por la mayor parte de los treinta y tres años que he estado involucrado con las Iglesias de Sovereign Grace, hemos tenido una liturgia bastante libre y sencilla. Cantos, bienvenida, anuncios, ofrenda, sermón, tiempo de ministrar..

Aunque las liturgias simples tienen algunas ventajas, hay buenas razones para considerar incluir elementos litúrgicos que han sido usados en las reuniones de la iglesia durante siglos. Uno de ellos es el llamado a la adoración.

Recuerdo haber estado menos inclinado a usar un llamado a la adoración después de leer los pensamientos de Harold Best en su perspicaz libro, Music Through the Eyes of Faith:

“Solo puede haber un llamado a la adoración, y este ocurre en la conversión, cuando, en completo arrepentimiento, admitimos que hemos estado adorando falsamente, atrapados por la inversión y esclavizados a falsos dioses ante los cuales hemos sido sacrificios moribundos. Este llamado a la verdadera adoración ocurre una sola vez, no cada domingo, a pesar de los repetidos llamados a la adoración que inician la mayoría de las liturgias y órdenes de adoración. Estos no deberían llamarse llamados a la adoración, sino llamados a la continuación de la adoración. No vamos a la iglesia a adorar, sino que, ya en adoración, nos unimos a nuestros hermanos y hermanas para continuar con esas acciones que deberían haber estado ocurriendo –privadamente, en familia o incluso corporativamente– durante toda la semana” (p. 147).

Sí, hay un solo llamado a la adoración. Pero desde que plantamos Sovereign Grace Church of Louisville hace casi dos años, hemos comenzado cada reunión con un llamado a la adoración. ¿Por qué? Esta es la forma en que lo hemos reflexionado como equipo pastoral.

Cada comienzo dice algo

Hay diferentes maneras de hacer saber a las personas que la reunión está comenzando. Algunas iglesias utilizan un video de cuenta regresiva. Otras hacen que la banda comience con la primera canción (nuestra práctica durante décadas). Algunas iglesias encuentran efectivo usar una canción de preparación antes de que la reunión realmente inicie. Puede que inviten o no a la congregación a cantar. Algunas iglesias comienzan con una bienvenida amistosa por parte de un líder, y otras abren con anuncios. Pero cada inicio comunica un mensaje, establece una atmósfera y lleva a las personas a esperar algo.

La iglesia es la ekklesia, “los llamados afuera.” Cuando nos reunimos como pueblo de Dios, estamos siendo llamados a dejar otras actividades para adorar a Dios juntos en un lugar y momento específicos. Podemos adorar a Dios indirectamente al jugar al fútbol con buen espíritu deportivo y sirviendo a otros. Pero lo adoramos más directamente los domingos por la mañana al reunirnos para cantar, orar, escuchar la Palabra de Dios predicada y participar de la Cena del Señor.

Un llamado a la adoración nos dice que la reunión ha comenzado, pero comunica mucho más que eso. Resalta la primacía de la Palabra de Dios, quien nos ha convocado, y lo que hemos venido a hacer.

El llamado a adorar a Dios solo puede venir de Dios mismo. Pocas cosas lo hacen más claro que iniciar nuestra reunión con las Escrituras. Aunque ciertamente podemos leerlas desde nuestro teléfono o tableta, comunica algo más enfocado y duradero leerlas desde una Biblia física que sostenemos en nuestras manos.

Un llamado a la adoración nos recuerda que reunirnos no es iniciativa nuestra. No se nos ocurrió a nosotros. Dios es quien nos ha llamado fuera del mundo para ensayar el evangelio en su presencia, para su gloria y nuestro bien, por el poder de su Espíritu. Eso debería animarnos a involucrarnos plenamente con Dios, porque venimos por invitación, no por presunción, a través de la muerte sustitutiva de Jesucristo.

Finalmente, nos reunimos con un propósito específico. Después de una semana en la que hemos sido tentados a adorar el dinero, las relaciones, el control, la sensualidad y a nosotros mismos, un llamado a adorar a Dios nos despierta al hecho de que somos peregrinos y extranjeros en este mundo (1 Pedro 2:11), que hay un solo Dios verdadero, que él merece ser exaltado en nuestras mentes, corazones y voluntades, que nos llama a reunirnos para edificarnos mutuamente, y que eso es lo que hemos venido a hacer. Como escribe Bryan Chapell en su excelente libro, Christ-Centered Worship:

“Con un llamado a la adoración basado en las Escrituras, Dios nos invita mediante su Palabra a unirnos a la adoración de las edades y los ángeles. Dios no simplemente nos invita a una fiesta de amigos, a una conferencia sobre religión, o a un concierto de música sagrada; él nos invita a la presencia del Rey del Universo ante quien toda la creación se postrará y por quien todo el cielo canta ahora” (p. 160).

Encontrando las Escrituras adecuadas

Usualmente utilizamos versículos breves y fáciles de entender, como el Salmo 111:1-2 o el Salmo 95:1-3. Los Salmos son una fuente común para un llamado a la adoración, pero también usamos otros pasajes, como Isaías 55:1; Filipenses 2:9-11; Isaías 35:3-6; y Lamentaciones 3:22-23. Es sabio usar Escrituras que no solo nos exhorten a adorar a Dios, sino que también expliquen por qué. Puede ser útil comentar brevemente sobre el llamado a la adoración, pero no debería requerir una enseñanza. Y los salmos que llaman al juicio sobre los impíos probablemente no inspiren fe en tu congregación.

El tema del llamado a la adoración puede tomarse del sermón o tema de la semana anterior, apuntar hacia el mensaje que será predicado ese día, o ser una exhortación más amplia. Siempre nos aseguramos de que la primera canción fluya temáticamente desde el llamado a la adoración.

Un lugar para la variedad

El llamado a la adoración puede hacerlo el pastor principal, otro pastor, o el músico líder. Este domingo pasado, toda la congregación leyó juntos el Salmo 33:1-5. Quien sea que lo haga, debe hacerlo con confianza, pasión y claridad. Proyectar el llamado a la adoración o imprimirlo en el boletín puede enfatizar su importancia. En ocasiones también hemos tenido un llamado a la adoración musical, usando canciones como Manantial de Toda Gracia, 10,000 Razones, o Gloria al Señor, Poderoso, que están basadas en las Escrituras.

¿Y si nadie está allí?

En una iglesia típica, aproximadamente la mitad de sus miembros están presentes cuando la reunión realmente comienza. Queremos hacer todo lo posible para ayudar a las personas a ver que tanto la iglesia como ellos mismos se ven afectados negativamente cuando no están presentes al inicio. Recordatorios regulares pueden ser útiles, ya sea del músico líder, del líder del servicio, o del pastor. También solemos hacer que la banda toque brevemente antes del llamado a la adoración, solo para alertar a las personas de que la reunión está por comenzar.

Puede llevar tiempo ayudar a las personas a ver la importancia de estar presentes al inicio de la reunión, pero vale la pena el esfuerzo. Cada momento en que el pueblo de Dios se reúne en su presencia puede tener un significado eterno. No los desperdiciemos.

*Originalmente publicado por Bob Kauflin en worshipmatters.com