Diez razones para expresar opiniones musicales con humildad

Escrito por: Bob Kauflin

Director de Gracia Soberana Música

Últimamente he estado reflexionando sobre cómo expresamos nuestras opiniones musicales. ¿Por qué sentimos tanto por ciertas canciones, bandas y estilos? ¿Y por qué sacamos conclusiones tan rápido? No. No me gusta. Apesta. No soporto ese tipo de música. ¿Te gusta eso? ¿Hay algo de malo en hablar con entusiasmo sobre la música o los artistas que amamos y en criticar rápidamente a los que despreciamos?

Si somos cristianos, sí lo hay. Permíteme sugerir diez razones por las que la tolerancia musical puede ser buena para nuestras almas.

1. Ser un crítico musical autoproclamado suele ser solo una señal de orgullo.
Usar palabras exageradas para menospreciar ciertas canciones, estilos o artistas puede ser un síntoma de egoísmo, pereza o arrogancia. No queremos tomarnos el tiempo para investigar si nuestra opinión es precisa porque estamos demasiado ocupados compartiéndola. (Proverbios 18:2)

2. La música no nos define.
¿Por qué nos ofendemos cuando alguien critica nuestra canción, grupo o estilo favorito? Porque están insultando “nuestra” música, lo que significa que nos están insultando a nosotros. Eso es idolatría. La música no es nuestra vida — Cristo lo es. (Col. 3:4)

3. Las grandes canciones no siempre suenan bien la primera vez.
Algunas canciones requieren varias escuchas para apreciar su valor. Álbumes y canciones muchas veces “nos van gustando” con el tiempo. ¿Toda la mejor música es siempre instantáneamente accesible o atractiva? Espero que no.

4. La introducción de una canción no es lo mismo que la canción.
Los primeros veinte segundos de una canción por lo general no representan toda la canción. Solo la presentan. Decidir que no nos gusta una canción desde el principio puede impedirnos escuchar algo que realmente podríamos disfrutar o de lo que podríamos beneficiarnos.

5. Escuchar música que las masas nunca han escuchado no nos hace mejores.
Algunos sentimos una alegría particular al encontrar y escuchar artistas oscuros y desconocidos. Como si el hecho de ser desconocido fuera admirable por sí mismo. Algunas bandas son desconocidas porque no son muy buenas. Y si descubrimos una banda talentosa y desconocida, es una oportunidad para servir a otros, no para menospreciarlos.

6. Escuchar música que es enormemente popular no nos hace mejores.
Este es el deseo opuesto al punto anterior. Es la mentalidad que dice que si la canción o el artista no ha estado en la radio, en los primeros puestos de las listas o en televisión, no vale la pena escucharla.

7. Aprender a apreciar música desconocida es una forma de preferir a otros.
¿Por qué todos tienen que amar la música que yo amo? ¿Qué podría aprender sobre mis amigos si, con paciencia, trato de entender por qué les gusta la música que escuchan? (Fil. 2:4)

8. Aprender a amar otros tipos de música puede abrir mis ojos a la creatividad de Dios.
En su libro Music Through the Eyes of Faith, Harold Best se dirige a los elitistas musicales:
“Entre todo esto que necesita redención estética, también hay bondad, integridad y honestidad, de las cuales ellos mismos pueden aprender.” (p. 89)
Eso significa que incluso puedo disfrutar música que es menos sofisticada de lo que normalmente escucho.

9. Podríamos tener que tragarnos nuestras palabras.
Me ha pasado más de una vez. Hablo mal de una canción y, tiempo después, empiezo a pensar que en realidad es bastante buena. O critico una canción en mi blog y luego me encuentro hablando con alguien que la ama… o con quien la escribió. Ups.

10. Podríamos estar perdiéndonos una oportunidad de agradecer por los dones de Dios.
Nuestra tendencia es asumir que los dones de Dios siempre suenan o se ven igual. No es así. ¿Qué pasaría si la primera vez que escuchamos una canción intentáramos ser agradecidos en lugar de críticos?

Déjame ser claro: ninguna canción está por encima de la evaluación, y hay canciones realmente malas. Simplemente podríamos servir mejor a los demás —y a nosotros mismos— si expresáramos nuestras opiniones musicales con un poco más de gracia.

*Originalmente publicado por Bob Kauflin en worshipmatters.com