Cuando le preguntan cómo está, mi amigo C.J. Mahaney suele responder: “Mejor de lo que merezco.” Ha estado respondiendo así durante años, y siempre me recuerda que mis pecados son mucho mayores que mis pruebas. Sin embargo, Dios se ha encargado de mis pecados al castigar a su propio Hijo en mi lugar. Jamás conoceré su justa ira. Por siempre conoceré el gozo de su presencia.
Entonces, ¿por qué no tengo una actitud más agradecida? Creo que mi perspectiva es completa, precisa y con autoridad. Creo que mis quejas conmueven a Dios. Creo que soy el responsable último de mi destino. Creo que soy el responsable inmediato de mi justificación ante Dios. Creo que gobierno todo lo que me rodea. Creo que mi esposa, mis hijos y mis amigos deberían reconocer que controlo todo lo que me rodea. Creo que hay cosas más importantes que ser agradecido. Creo que…
En realidad, el problema es que no pienso. No pienso en el hecho de que Dios decidió no perdonar a su propio Hijo para que yo pudiera ser perdonado (Rom. 8:32). No pienso en la realidad de que le debo cada respiro a un Creador sabio y soberano. Olvido. Me distraigo. Peco. Y Dios me perdona una y otra vez cuando vengo a Él por medio del sacrificio expiatorio de su único Hijo.
Así que me recuerdo una y otra vez que nosotros, como cristianos, deberíamos ser las personas más agradecidas del planeta. Si estoy en Jesús, tengo tanto que el cielo no puede darme más. Este himno moderno, de Keith Getty y Stuart Townend, me ayuda a recordarlo.
Mi Corazón Está Lleno de Gratitud (My Heart is Filled With Tankfulness)
Mi corazón está lleno de gratitud
A Aquel que llevó mi dolor
Que descendió a lo profundo de mi desgracia
Y me dio vida otra vez
Que aplastó mi maldición de pecado
Y me vistió con su luz
Y escribió su ley de justicia
Con poder sobre mi corazón
Que tu corazón esté lleno hoy de gratitud por la gloria de nuestro Salvador incomparable.
*Originalmente publicado por Bob Kauflin en worshipmatters.com