Un himno para cristianos ordinarios

Escrito por: Bob Kauflin

Director de Gracia Soberana Música

Nuestra iglesia ha estado tratando de memorizar un himno por mes durante los últimos diez meses. Este mes estamos trabajando en Grande es Tu Fidelidad. Tuve la oportunidad de presentar el himno ayer por la mañana y me conmovió su historia. Esto fue lo que compartí.

La historia detrás de Grande es Tu Fidelidad debería animar a todo cristiano que considera su vida como ordinaria. No hay una historia trágica (como “It Is Well” de Horatio Spafford) asociada con este himno. Es simplemente el fruto de un hombre fiel con una fe sencilla en un Dios fiel.

Thomas Chisholm, quien a veces se describía a sí mismo como “solo un viejo zapato”, nació en una cabaña de madera en Kentucky en 1866. Se convirtió al cristianismo cuando tenía 27 años, se hizo pastor a los 36, pero tuvo que jubilarse un año después debido a problemas de salud. Pasó la mayor parte del resto de su vida como agente de seguros de vida en Nueva Jersey. Murió en 1960 a los 93 años de edad. Durante su vida escribió más de 1200 poemas, la mayoría de los cuales nadie llegará a conocer.

Pero en 1923, a la edad de 57 años, ya “más allá de su mejor momento”, Thomas Chisholm envió algunos de sus poemas a William Runyan en la editorial Hope Publishing Company. Uno de ellos era Grande es Tu Fidelidad, basado en Lamentaciones 3:22-23:

Que las misericordias del Señor jamás terminan,
Pues nunca fallan Sus bondades;
Son nuevas cada mañana;
¡Grande es Tu fidelidad!

Runyan se sintió particularmente conmovido por Grande es Tu Fidelidad y buscó componer una melodía que reflejara la respuesta de asombro y gratitud ante la fidelidad de Dios que transmitían las letras. Aparentemente, lo logró.

La canción se convirtió rápidamente en una favorita en el Instituto Bíblico Moody, y más tarde George Beverly Shea la cantó en las cruzadas de Billy Graham. Ahora es conocida en todo el mundo y ha sido usada para alentar a millones de cristianos a confiar en un Dios fiel. Un fruto espiritual bastante impresionante de parte de un agente de seguros de vida.

Cuando Chisholm tenía 75 años, escribió en una carta:

“Mis ingresos no han sido grandes en ningún momento debido a problemas de salud en los años anteriores, los cuales me han seguido hasta ahora. Sin embargo, no debo dejar de registrar aquí la fidelidad inquebrantable de un Dios que guarda su pacto, y que me ha dado muchas muestras maravillosas de su cuidado providente, por las cuales estoy lleno de una gratitud asombrosa.”

El himno tiene tres estrofas y un coro. La primera estrofa habla de la fidelidad de Dios revelada en su Palabra, y está adaptada de Santiago 1:17:

“Toda buena dádiva y todo don perfecto viene de lo alto, desciende del Padre de las luces, con el cual no hay cambio ni sombra de variación.”

La segunda estrofa nos habla de la fidelidad de Dios revelada en la creación. Las estaciones, el sol, la luna y las estrellas siguen su curso perfectamente, ordenadamente, silenciosamente, guiadas por la mano fiel de Dios, sin ninguna ayuda nuestra.

La tercera estrofa nos recuerda la fidelidad de Dios revelada en nuestras vidas. Él perdona todos nuestros pecados, nos llena de su paz, nos asegura su presencia, nos da fuerzas, esperanza y bendiciones que no podemos contar.

Cualesquiera que sean los desafíos, pruebas o desilusiones que estés enfrentando ahora, este himno nos recuerda que las promesas de Dios son verdaderas, que Él nunca cambia, que su compasión jamás falla, y que su fidelidad hacia nosotros en Cristo Jesús no es solo buena —¡es GRANDE!

Dios no necesita personas increíblemente talentosas o inmensamente famosas para proclamar esas verdades de su Palabra. Solo necesita personas fieles.

*Originalmente publicado por Bob Kauflin en worshipmatters.com